Cómo prevenir y tratar las rozaduras provocadas por el sillín

22 junio 2017

Para la inmensa mayoría de los ciclistas que pasan un ingente número de horas pedaleando, tarde o temprano tendrán que enfrentarse a las molestas rozaduras. Da igual el grado de comodidad, la marca o calidad de la sillín, aunque este factor pueda retrasar o acelerar su aparición, la continua fricción, humedad y presión que se ejerce sobre la zona apoyada, provocará su aparición casi de forma inevitable. Pero, ¿cómo diagnosticarlas?

En la mayoría de los casos, las rozaduras son consecuencia del continuo roce del “culote” con el sillín de la bici. Aparece entonces la zona sensibilizada y enrojecida, ligeramente hinchada como si se tratase de un grano o un pelo encarnado que en esencia viene a ser lo mismo que una rozadura, un poro infectado por bacterias.  En áreas sensibles como la parte anterior o posterior del muslo y la entrepierna, estas heridas pueden ser muy dolorosas, haciendo que nuestra experiencia mientras pedaleamos sea francamente desagradable.

 

¿Cómo tratarlas?

Si ya se ha formado la herida, lo mejor sería tomarse uno o dos días de descanso, no conviene seguir sometiendo la zona a más fricción o sudor, o en su defecto, montar una bicicleta diferente para así cambiar los puntos de presión.

Un día o dos suele ser tiempo suficiente para calmar la zona sensibilizada e inflamada, pero para acelerar aún más el proceso de curación se pueden tomar baños con sales Epsom (sulfato de magnesio) y dejar al aire libre la herida el mayor tiempo posible.

Si la piel se ha abierto conviene usar un ungüento tópico o una compresa caliente en la zona.

Las rozaduras provocadas por el sillín de la bicicleta no revisten mayor gravedad, pero si aparecen muy a menudo, es momento de plantearse si nuestro sillín es lo suficientemente cómodo, si hay alguna costura en la ropa que esté dando lugar a la aparición de rozaduras o si nuestra ropa está desgastada, en definitiva, habría que investigar qué está provocando que aparezcan de manera concurrente.

 

¿Debo ir al médico?

Hay tres razones para consultar con un médico.  Si la herida se ha abierto y han entrado bacterias es muy probable que se infecte, provocando mucho dolor, secreción de pus, fiebre y malestar general, por lo que se debe tratar con antibiótico.

En segundo lugar, si la rozadura dura más de dos semanas o el dolor es insoportable quizás se deba a algo más y una visita al médico es más que conveniente.

Y por último, pero no por ello menos importante, si las rozaduras aparecen muy a menudo podría existir algún problema en la dermis, por lo que una visita al dermatólogo no estaría de más.

 

Cómo prevenirlas

¿Por qué sufrir innecesariamente? La mejor manera de enfrentarse a las rozaduras es previniéndolas y para ello la clave está en mantener la zona limpia y seca.

Para ello nada más terminar nuestra ruta, lo ideal es ducharse y cambiar de ropa, pero si no es posible podemos usar una toallita y limpiarnos hasta llegar a casa. Las horas posteriores ventilar la zona y evitar ropa interior ajustada y no usar nunca la misma equipación sin haberla lavado antes.

Si sufres de excoriaciones, las cremas antifricción ayudan a prevenir rozaduras, pero también atrapan bacterias, lo que hace fundamental limpiar la zona inmediatamente después de montar en nuestra bici.

Por último, no olvides ajustar el sillín de tu bicicleta. Levantarse del sillín de cuando en cuando o deslizarse apoyándose en sitios diferentes, hará que disminuya la presión constante en los puntos que más sufren retrasando así su aparición.